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Andrew Carnegie (1835-1919): el inventor del mecenazgo moderno

Actualizado: 25 dic 2021



La tradición estadounidense del mecenazgo moderno tuvo un fundador indiscutible, Andrew Carnegie. A lo largo de la historia encontramos muchos ejemplos de mecenazgo, es decir de apoyo económico de individuos con poder y fortuna a proyectos de bien común. Es así que podemos mencionar el mecenazgo del arzobispo Raimundo, quien apoyó la Escuela de Traductores de Toledo en el s. XII. También es conocido el gran apoyo de los Medici a artistas renacentistas como Botticelli y Miguel Ángel, y su rescate de incunables que formaron el núcleo de la Biblioteca Vaticana. En época actual tenemos el ejemplo de Bill Gates y Warren Buffett quienes han donado una parte importante de su fortuna a proyectos de bien común (www.gatesfoundation.org), instando a otros millonarios a seguir su ejemplo. Todo esto es ampliamente sabido. Lo que tal vez sea menos conocido, es que la tradición estadounidense del mecenazgo moderno tuvo un fundador indiscutible, Andrew Carnegie. Carnegie donó en vida una gran parte de su inmensa fortuna, y además escribió un manifiesto que podemos considerar el documento fundacional del mecenazgo moderno. Andrew Carnegie Nacido en Escocia en 1835, Andrew Carnegie emigró con sus padres a los Estados Unidos y comenzó a trabajar desde muy joven en la Pennsylvania Railroad Company. A los 20 años ya era gerente y colaborador directo de su dueño, Thomas A. Scott. Luego fundó la Carnegie Steel Company e hizo la mayor parte de su fortuna con el acero, vendiendo su empresa a J.P. Morgan en 1901, el cual a su vez creó la U.S. Steel. Considerado por la revista Forbes la segunda persona más rica de la historia, Carnegie dedicó el resto de su vida a la filantropía en gran escala. Hay quien estima que Carnegie distribuyó 90% de su fortuna, unos 78 mil millones de dólares en términos actuales. Recomendamos la lectura del manifiesto original de Carnegie en el que plantea que la herencia no cumple con el objetivo de beneficiar a los más. La persona de fortuna debe ella misma administrarla y distribuirla para el bien común, pues ha demostrado talento en la generación de recursos económicos. Y los recursos no deberán ser repartidos en efectivo a las masas, diluyendo su impacto. Por el contrario, hay que enseñar a pescar y apoyar en primer lugar a quien quiere ayudarse a sí mismo. Las bibliotecas como oportunidad para la superación personal. Carnegie financió muchísimas bibliotecas públicas, no sólo en los Estados Unidos sino también en Europa (por ejemplo, en Reims, Francia). Para ello se inspiró en su experiencia personal. Él mismo se había beneficiado del hecho de que el coronel James Anderson abriera su colección particular de 1000 volúmenes a los niños obreros los sábados por la mañana. Entre 1883 y 1929 el gran filántropo financió la construcción de 2509 bibliotecas Carnegie. Por sus obras los conoceréis Las otras obras financiadas por el mayor mecenas de los tiempos modernos incluyen, entre las más emblemáticas, el Carnegie Hall de Nueva York, la Fundación Carnegie Endowment for the Arts, el Carnegie Council for Ethics in International Affairs, el Carnegie Endowment for International Peace, y la Universidad Carnegie Mellon. Las obras de Carnegie fueron inspiradas por una serie de principios de acción que sintetizó en su “Evangelio de la Riqueza.” La persona de fortuna tiene deberes claramente delineados en este manifiesto: Este es, pues, el deber del hombre rico: Dar un ejemplo de vida modesta y sin presunción, evitando la ostentación o la extravagancia; proveer moderadamente a las necesidades legítimas de los que dependen de él; y, después de hacerlo, considerar todos los ingresos excedentes que le lleguen simplemente como fondos fiduciarios, que está llamado a administrar, y estrictamente obligado a hacerlo de la manera que, a su juicio, esté mejor calculada para producir los resultados más beneficiosos para la comunidad; el hombre rico se convierte así en mero fideicomisario y agente de sus hermanos más pobres, aportando a su servicio su superior sabiduría, experiencia y capacidad de administración, haciendo por ellos lo que ellos harían o podrían hacer por sí mismos… Al otorgar la caridad, la consideración principal debe ser ayudar a los que se ayudarán a sí mismos; proporcionar parte de los medios por los que los que desean mejorar pueden hacerlo; dar a los que desean ascender las ayudas por las que pueden ascender; ayudar, pero rara vez o nunca hacerlo todo. Andrew Carnegie dejó un magnífico legado, no sólo de muchísimas obras para el bien común, sino que lo que es más importante aún, un ejemplo moral para las generaciones futuras. Quienes han vivido en los Estados Unidos saben que el manifiesto de Carnegie es hoy una ley moral no escrita: se espera de toda persona que logre éxito económico en los negocios, como deportista, artista, o de cualquier otro modo, que apoye causas filantrópicas de manera significativa. Podrá elegir cuales causas desea apoyar, pero se considerará incomprensible y socialmente intolerable el que no lo haga. Fuentes https://www.ncfp.org/knowledge/andrew-carnegie-the-gospel-of-wealth/ Acceso : 3 de Mayo de 2021 https://dp.la/exhibitions/history-us-public-libraries/carnegie-libraries Acceso: 3 de Mayo de 2021 https://expandetumente.com/70-mejores-frases-de-andrew-carnegie/ Acceso. 3 de Mayo de 2021 http://www.zilliontech.com/knowledge/andrewcarnegie.html Acceso: 3 de Mayo de 2021


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