La Obsolesencia Programada
- Dioselinda Roa
- 21 jun 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 dic 2021

Comienzo este artículo con un ejemplo personal. Mi refrigerador CANDY de poco más de 10 años ha fallado recientemente, luego de una última reparación hace 3 años. El frío del frigorífico se genera en la zona superior, que es donde está el congelador, y pasa a la zona inferior que es la del refrigerador común. El conducto que existe entre ambos se hiela progresivamente atascándose, y un termostato activa una resistencia para descongelarlo periódicamente, manteniendo el sistema desbloqueado. En este caso ha fallado este termostato y el servicio técnico me ha informado que, sorprendentemente, esta primera marca ya no fabrica la pieza. Es decir, debido a un sencillo termostato que ya no se produce, debo tirar un frigorífico que sólo añadirá basura a algún vertedero, pues es muy poco probable que sea reciclado. Este es un magnífico ejemplo ilustrativo del tema que nos preocupa. Los electrodomésticos - por solo citar un ejemplo de aparatos electrónicos - son producidos en su mayor parte en lugares como China, y son bastante económicos en los países desarrollados. Pero junto con abaratarse estos aparatos, se han ido introduciendo en ellos componentes de mala calidad, pues la estrategia de las empresas es la de obligar a reponerlos frecuentemente, sin considerar la enorme cantidad de basura industrial que termina en vertederos de países pobres. Por otra parte, el paso de sistemas basados principalmente en hardware a otros, en los cuales el software realiza funciones que antes realizaba el hardware, ha magnificado el problema de la obsolescencia prematura. El software de nuestros muchos artilugios electrónicos cambia continuamente, y es difícil estar al día. Además, las actualizaciones automáticas del software conllevan desagradables sorpresas, con funciones que desaparecen sin ningún tipo de preaviso. Pero el caso más claro y dramático es el de los llamados “controladores” de periféricos informáticos como impresoras, escáneres, etc., que no son actualizados cuando cambian los sistemas operativos. No quiero ponerme a contar cuántos periféricos de este estilo, como por ejemplo un escáner especializado en libros, que poseo, han dejado de funcionar de la noche a la mañana porque ya no existen controladores para la nueva versión de Windows. Por ejemplo, una empresa como Apple, utiliza su sistema operativo IOS, que no es posible dejar de actualizar periódicamente, para dejar obsoletos sus smartphones de 1000 dólares a los pocos años. Que es posible que las cosas sean de otro modo lo demuestra el caso del IPhone 6: hace pocos años una actualización del sistema operativo IOS insufló una nueva vida a este modelo, alargando el tiempo entre periodos de carga de batería sin lentificar los Apps de uso. Esta medida fue muy aplaudida, y con buena razón. Los consumidores cuentan actualmente con unas pocas leyes que los protegen. Es decir, un tiempo durante el cual los fabricantes deben mantener sus artefactos vigentes, es decir, reparables. Por ejemplo, en la Unión Europea las piezas de repuesto deben estar disponibles siete años para refrigeradores y diez años para lavadoras y lavavajillas domésticos. ¿Pero cuál es la lógica de estos plazos? ¿Por qué hay que botar un refrigerador a los siete años de uso? Proponemos por ello que se consideren los costos totales, no sólo de producción de los aparatos, sino que también de su reciclaje; introduciendo costos por unidad productiva que penalicen las prácticas de obsolescencia programada y los diseños que no consideren el ahorro energético y el reciclaje integral. Fuentes https://www.elplural.com/leequid/ecologia/la-ue-impulsa-una-ley-contra-la-obsolescencia-programada_225077102. Acceso: 26.4.2021 Dr. Harry Costin
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